“Ni discapacitados, ni especiales”. Ese fue el título de la charla que protagonizó Verónica González en el marco de la Bienal de Periodismo y Comunicación que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Comunicación el pasado lunes 12 de junio. Con organización a cargo de la Red MATE, la Secretaría de Extensión y la Mesa de Trabajo en Discapacidad y DDHH, se pudo llevar a cabo este evento de reflexión entre comunicadores y hacia la comunidad, en torno al manejo de la discapacidad desde un enfoque de derechos humanos.
Verónica es periodista en la Televisión Pública, y además la única comunicadora con discapacidad visual que trabaja en medios audiovisuales de Argentina. Tiene a cargo una columna de discapacidad y se considera una militante del modelo social de la discapacidad. A través de su espacio, intenta visibilizar la discapacidad de la manera más concreta y correcta posible.
¿Por qué ni discapacitados, ni especiales? ¿Qué rol tiene el comunicador a la hora de hablar de discapacidad? ¿Qué es necesario para que la información sea accesible?¿Sobre qué derechos y leyes nos basamos para hablar de discapacidad?
“Habitualmente en los medios, a las personas con discapacidad se las trata como ejemplos de vida, héroes, superados, se los infantiliza, son motivo de burlas muchas veces también y no se nos consulta para que hablemos, todavía hay muchas personas que hablan por nosotros” expresa Verónica y agrega “los profesionales de la salud, los docentes, los terapeutas, los padres hacen de voceros de la discapacidad y así se pierde el eje de la persona.”
Sabemos que los comunicadores y periodistas tienen un rol fundamental en el pacto entre la sociedad y aquello de lo que se habla, así como también lo es de aquello que no se habla o es convertido en tabú. Es por eso que Verónica reivindicó en su charla, la importancia en el tratamiento pertinente del lenguaje referido a discapacidad y de un enfoque adecuado de la información.
Muchas veces, caemos en el simplismo de utilizar la palabra “discapacitado” o “personas especiales” para referirnos a las personas con discapacidad. Lo cierto es que de este modo, muchas veces de manera involuntaria, estamos sub-determinando, estigmatizando. El término “discapacitado” es una adjetivación, a través de su utilización, encasillamos a la persona en su condición. De manera similar sucede con “personas especiales”, ¿podemos definir lo especial? ¿qué es lo especial y qué no lo es?
“Ahora, los periodistas nos ponemos en jueces de las personas con discapacidad, ¿podrá conducir un auto? ¿esta persona podrá llevar a los hijos al escuela? Nos pasa con la discapacidad porque vemos enormes limitaciones en la persona, ahora, nadie le preguntó a la persona si tiene esas enormes limitaciones” enfatizó la comunicadora.
Esta es la clave, poder generar un enfoque en el que se visualice a la persona con discapacidad como protagonista de sus derechos y sobre todas las cosas como persona. “Los comunicadores y comunicadoras tenemos una gran responsabilidad. Me parece que lo clave es ver a las personas con discapacidad como personas, igual que todas, valorando sus virtudes, igual que reconociendo sus defectos podemos realizar coberturas dónde se imprime el respeto y de esta manera contribuiremos a derribar prejuicios sociales, que lamentablemente aún persisten” concluye Verónica.
Está en el deber informativo de los comunicadores hacer llegar el mensaje correcto a la sociedad: “Pasa a veces, que te encontrás con padres que dicen “tengo un chiquito especial”, padre me dirá eso, pero lo más probable es que yo no lo seleccione para ponerlo en mi nota. Porque no construye. Nosotros siempre como comunicadores tenemos que pensar en qué es lo que construye y qué es lo que no, independientemente de la concepción que tiene ese papá de su “chiquito especial”.” Y esto es fundamental ya que, tal como explicitó la periodista, como resultado de una comunicación deficiente, están un montón de personas sin trabajo, porque otras piensan que son improductivas, un montón de madres alejadas de sus hijos y un montón de pibes que quedan fuera de las escuelas porque les siguen diciendo que no hay vacantes para ellos.
¿Sobre qué herramientas nos apoyamos entonces para lograr una mejor comunicación referente a la discapacidad? Es bueno que haya fuentes, que se escuche a las personas con discapacidad, que la mirada sea positiva, que no alimente los mitos. Por ende es pertinente no usar diminutivos, centrarse en la persona y no en la discapacidad. Usar la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad (la debemos que conocer todos), las leyes nacionales, provinciales, las ordenanzas municipales, y buscar organismos públicos, ONGS, siempre y cuando se tenga precaución con la legitimidad de cada fuente.
También, la periodista se refirió a esto cuando habló de la importancia de disponer de información accesible: “No usar imágenes cuando hablamos de gráfica, no usar GIFS, jpg, siempre poner textos alternativos cuando ponemos alguna imagen. Si hablamos ante muchas personas procuremos que haya un intérprete de señas, lenguajes subtitulados y con audio descripción también.”
Esto nos delega una tarea muy importante como comunicadores, y es antes que todo ser conscientes de la envergadura de nuestro mensaje, y de transmitirlo lo más rápido posible y de la mejor manera. Tal como lo dijo Verónica González: “Hay algo que tenemos que tener en claro, no se puede postergar el ejercicio de los derechos.” Y este proceso empieza por nosotros también.
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