Comenzaron a aflorar a finales de la década de 1960. Se postula que son seres diferentes, que aparecen para transformar el mundo, con capacidades excepcionales. Pero también su existencia genera rechazo, puesto que las afirmaciones que se hacen a su respecto, según la comunidad científica, carecen de adecuado sustento fáctico.
Introito
Las creencias de los seres humanos son casi tan amplias y diferentes como la cantidad de ellos que habitaron y habitan en el mundo. También las teorías que intentan dar cuenta de fenómenos que escapan a la comprensión plena y racional.
La necesidad de clasificar y enumerar todo, propia del Enciclopedismo, aunque persistente a través del tiempo, ha cedido buena parte de su imperio, al reconocerse que tanto el propio hombre como el Universo son una realidad extremadamente compleja y heterogénea como para basarse en una relación simple de causa-efecto y que son demasiados los misterios que nos rodean como para poder catalogar todos ordenadamente.
Los avances científicos ciertamente, en la mayoría de los casos, mejoran nuestra calidad de vida, pero, al mismo tiempo, abren nuevos campos de cuestiones a investigar.
A su vez, los milenios de desarrollo cultural han llevado a que el conocimiento esté mediado por intereses, preconceptos, ideologías, etc., y que se haya destruido aquella concepción idealista de la “ciencia pura”, casi romántica, que campeara durante varios siglos.
Al mismo tiempo, y subyacente con esos intentos de poner orden y método en el conocimiento humano, se halla un amplio abanico (opuesto, según algunos y complementario, según otros) de teorías humanistas, espiritualistas o como quieran llamarse que sostienen que el método de las ciencias duras debe acotarse a su campo específico, no siendo trasladable al área de las humanas, puesto que la riqueza de nuestra especie es, precisamente, la diversidad, que admite ciertas generalizaciones ordenatorias, pero no puede encorsetarse en moldes rígidos.
Asimismo, ni en una ni en otra existe unanimidad de criterios, por lo que en su seno se dan polémicas que persisten y se renuevan constantemente.
Una de ellas, entre las incontables que existen, es la referida a lo que se conoce como Niños Índigo y Cristal.
Colofón
No pretendemos saldar la cuestión desde estas líneas.
Los argumentos básicos sobre las dos posturas están sucintamente descritos en los párrafos que anteceden y existen en la web muchísimas publicaciones que hablan a favor de este fenómeno, mientras que las que las cuestionan son poco numerosas y hacen hincapié en la falta de fundamentación científica que rodea a las afirmaciones.
Quizás una forma de poder dilucidar la materia sea indagar sobre la consistencia lógica de las posturas contrapuestas y ver qué resulta del análisis en profundidad de los argumentos que se dan en una y otra dirección.
Hablábamos al comienzo de la heterogeneidad de las creencias humanas, a lo que sumamos que ni siquiera los regímenes más duros y restrictivos que ha conocido la historia de la humanidad han podido lograr que ese espacio de libertad inaccesible que es la conciencia cediera a las presiones. Esa libertad de poder profesar con convicción un credo del tipo que sea es uno de los tesoros más importantes de nuestra condición, aunque ello no debe significar desentenderse de la razón.
A ello, para aquellos que son padres de niños, niñas y adolescentes, debe sumarse la responsabilidad parental, que no es ni más ni menos que lograr que los hijos alcancen el mejor bienestar y desarrollo posibles, sin invadir sus espacios de libertad. Esto plantea límites y equilibrios difíciles de alcanzar, para lo que no existen fórmulas ni garantías.
Fuente de información: http://www.elcisne.org/noticia/indigo-cristal-nintildeos-diferentes/3632.html
Fuente de imágen: http://www.taringa.net/posts/ciencia-educacion/5832826/Metafisica—Ninos-indigo-y-Cristal.html
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