Eduardo Awad: «Quisiera la inclusión no por una ley sino por una maduración en la sociedad»

Eduardo Awad sentado en un sillon

Por Igual Más

09/12/2015

Vamos a conocer la historia en primera persona de Eduardo Daniel Awad. Persona de difícil descripción por todo lo que puede hacer, derribando una a una las barreras sociales y personales que una persona ciega quizá podría tener. Su mensaje es claro y contundente: “salí, la vida está afuera y por más que tengas una discapacidad, antes sos persona y estás vivo”. Su vida es testimonio no solo de la capacidad que encierra la palabra “dicapacidad”, sino de lo que esconde la tenacidad y la voluntad puesta, tanto en favor de uno como de los demás, de la sociedad. Aquí, el testimonio del actual Presidente del Colegio de Abogados de Buenos Aires.

 

 

Yo trabajo en mi estudio jurídico, del cual soy director. Trabajo como periodista del Grupo Clarín y soy presidente del Colegio de Abogados de la Capital Federal. Anteriormente, hice muchas cosas, mientras estudiaba trabajé vendiendo libros, como DJ, entre otras cosas. Me recibí a los 26 años y nací en Capital Federal. Soy hincha de Boca Juniors y vivo con una hija en Caballito. Mi libro preferido es El Principito. Admiro a toda la gente que hace las cosas con honestidad. En música, escucho mucho a Joan Manual Serrat porque tiene muchas cosas que son realmente sentidas.

 

Si tuviera que describir un día en mi vida, diría que me levanto temprano, tomo mate a la mañana mientras leo las noticias en Internet o veo noticieros y después empiezo a trabajar en el estudio, tengo un equipo de trabajo importante, en cuanto a familias pero no de sangre, sino del alma. Todos tiramos para el mismo lado, ese trabajo es un placer porque lo hago con la gente que quiero y todos somos lo mismo. Hará unos veinticinco años que hemos formado el estudio y dentro de la gente que lo forman hoy, hay algunos que se fueron sumando. El estudio tiene mi nombre y Asociados. Queda en Caballito, nos dedicamos solamente al tema de propiedad horizontal. Estoy allí, nos llaman los clientes, armamos las cosas que hay que hacer en el día hasta el mediodía, y luego voy al Colegio, atiendo las cosas institucionales, vuelvo al estudio y me quedo como hasta las 20 horas. Esto, de lunes a viernes, y los sábados trabajo en la radio desde las 7 de la mañana hasta las 13 horas, en radio Mitre.

 

Soy periodista y hablo de todo, mucho de propiedad horizontal, claro. Respecto a esto último, resolvemos problemas que hay en consorcios, sobre todo. Hacemos lo que haya que hacer para solucionar el problema y solo llevamos a la justicia lo que es insolucionable. Almuerzo con gente del estudio o en el Colegio con quien tenga reuniones protocolares, y ceno en mi casa cuando puedo, y cuando no puedo lo hago en cenas protocolares a las que tengo que ir, y otras veces con amigos.

 

Decidí estudiar derecho por el hecho de decir “me gustaría intervenir en la solución de problemas”, y entonces seguí con esa idea, aún luego de haber perdido la vista que fue a los 17 años, seguí estudiando y dije “¿por qué no, si ya tenía la idea?”. Perdí la vista por algo que ahora se cura y antes no, que es el glaucoma. Perder la vista no fue lo más importante que me pasó, no es algo que te marca y luego de ahí, es otra cosa. Si a vos te pasa algo así, lo primero que tenés que hacer es hacerte amigo del inconveniente y seguir adelante.

 

En aquella época, el estudio era mas difícil. Yo tenía que estudiar con un grabador enorme y grababa las clases o nos juntábamos y estudiábamos en grupo, allí conocí a mi novia que me acompaña actualmente. Hoy hay muchas más facilidades para estudiar y para vivir. Por ejemplo, yo tengo en mi iPhone un programa que directamente traduce en voz alta lo que está escrito. Para rendir exámenes pedía rendir oral y no tuve problemas, salvo con una profesora que me dijo que debería pensar dos veces si quería seguir estudiando derecho porque después de recibirme no podría ejercer la profesión, y yo dije que no me importaba y seguí. Me recibí y empecé a ejercer, y varios años después soy el presidente del Colegio. Esto sirve para que cualquier otra persona con discapacidad, cuando le digan algo, siga creyendo en sus capacidades y no en lo que digan los demás.

 

Esto es algo que te pasa y listo. Yo siempre digo que no sabría que hubiera pasado si no perdía la vista a esa edad. Quizá iba a ser mucho mejor o mucho peor. Cada uno tiene su destino y se le va cumpliendo. A mí me tocó esto y hoy puedo decirte que soy el presidente del Colegio Público, que trabajo en el Grupo Clarín, que tengo uno de los estudios jurídicos que tratan propiedad horizontal más importantes en el país y que fui juez del Consejo de la Magistratura de la ciudad, y todas esas cosas las hice siendo ciego y si las hice yo, ¿por qué no las va a poder hacer otro?

 

A los chicos que vienen a matricularse al Colegio, yo les digo que ellos pueden llegar hasta donde llegué yo, pero tienen que tener voluntad de trabajo. Levantarse por la mañana con ganas de trabajar. Tienen que tener honestidad, porque un abogado maneja dinero ajeno y libertades. Idoneidad también tienen que tener. Con esos tres ingredientes van a llegar, deben aprovecharlos y usarlos.

 

Respecto a la inclusión de personas con discapacidad, creo que cualquier ley de comunicación audiovisual lo primero que tiene que tener en cuenta, lamentablemente, es que todos los espectáculos que se den estén adaptados para que cualquier persona con discapacidad pueda disfrutarlos. Digo lamentablemente porque me gustaría que la televisión tenga audiodescripción en todos sus canales, y los programas y los cines también. Me gustaría que la inclusión se viera de una vez por todas. Pero me gustaría que se diera sin necesidad de ley, solamente por una maduración de la sociedad. Es lo mismo que la ley de cupos laborales para personas con discapacidad que obliga al Estado a reservar el cuatro por ciento en el orden nacional, pero sin ley. Me gustaría que eso se diera porque la sociedad entendiera que una persona con discapacidad es simplemente alguien al que le pasó algo que quizá le dificulte hacer determinadas cosas, pero le permite hacer otras. Que la sociedad entienda eso es una tarea ardua, pero en la medida en que trabajemos en eso, se va a poder, ojalá se termine de lograr. Este Colegio es pionero en eso. En todos los salones tenemos un aro magnético para hipoacúsicos que vale 80 pesos por cada salón. Ellos entran al salón y escuchan perfectamente. El otro día le pedí al encargado de mantenimiento que adaptara todos los baños para personas con discapacidad. Tenemos personas que tienen alguna discapacidad en el Consejo Directivo y un claro ejemplo de inclusión como yo que soy el presidente del Colegio. Y esto es porque Jorge Rizzo, que es el presidente del Frente de Derecho, es una persona muy evolucionada en ese sentido y ha hecho que ese bloque sea una organización inclusiva.

 

Por eso, tenemos todo tipo de diversidad cultural, religiosa y con cualquier tipo de discapacidad. Es una organización inclusiva y eso es una muestra de lo que debería ser la sociedad entera para que vivamos mejor porque no puede ser que vos vayas a un restaurante, acompañado de una persona con sillas de ruedas, y el baño quede en el primer piso. Debemos ser una sociedad mejor. Los valores que tiene que tener esta sociedad son el respeto por el otro, porque ya desde que te levantás y salís, ves como el taxista trata a otro y así puedo darte miles de ejemplos. Después vas a cruzar la calle y no encontrás el lugar porque están todos los autos estacionados donde no se pueden estacionar. Como dije, hay miles. También la honestidad, porque te tenés que cuidar de cosas que no deberías cuidarte. Hay elementos que tenemos que mejorar.

 

Respecto a las barreras que hay que eliminar para las personas discapacitadas, es poder trabajar pero claro, para eso alguien tiene que darle trabajo a la gente, a menos que sea la misma persona quien se crea su propio emprendimiento. Lo que hay que derribar es el miedo a la palabra oportunidad. Hay empresarios que podrían tener personas con discapacidad trabajando en ciertos puestos y, de pronto, no logran vencer ese miedo. Darle la oportunidad a esa persona que pueda demostrarlo. A mí, Rizzo me la abrió y empecé por abajo de todo, y hoy soy el presidente. Me tocó a mí porque me tocó a mí, pero podría haber sido cualquier otra persona con las mismas condiciones u otras.

 

A las personas con discapacidad que se autoexcluyen les diría que se dejen de joder, porque hacer eso no significa nada positivo y sí todo lo negativo. ¿Por qué hacer eso si ya hay muchos que te excluyen? Hay que salir adelante, primero, producir lo que vos consumís y después producir para los demás. Transformarte en una persona que va a los demás y no al revés. Los demás no tienen obligación de asistirte. Hay personas que usan su discapacidad para eso, exigir y no dar nada, eso no sirve. Así como pretenden que se los asista, esas personas tienen la obligación de asistir también a los demás, producir para los demás, porque se vive en sociedad. Es una obligación y no un derecho. Transformate en una persona positiva para la sociedad. No hablo de aquellos que tienen una discapacidad física o mental que les impida hacerlo. Hablo de aquellos que tienen la posibilidad y no lo quieren hacer por falta de voluntad propia. Hay que meterse en la sociedad. Les digo que salgan y enfrenten el hecho de tomarse un colectivo. Van a ver como siempre van a poder hacerlo porque en la calle también hay que gente que puede colaborar. También les hablo a los familiares de personas con discapacidad, que muchas veces son los responsables de que la persona no salga por la sobreprotección. No los eliminen en vida. Están vivos, tienen derechos y obligaciones. No son personas fallecidas. Tienen que permitirles vivir. El grupo familiar tiene que apoyar, no retener.

 

Por Gabriel Barbero y Tamara Botte

Equipo de prensa de Por Igual +

Colabora en la corrección: Miriam Coronel

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