Cuando hablamos de Accesibilidad Física, la señalética inclusiva y los mapas hápticos son herramientas fundamentales. Al garantizar una comunicación visual universal en los espacios públicos y privados. Su función es más que indicar direcciones, permiten a todas las personas comprender, interpretar y recorrer los entornos. De forma segura y autónoma. Para dejar de tener y vivir espacios con barreras significativas.
¿Qué sucede en nuestro país?
En Argentina, este enfoque no solo responde a buenas prácticas de diseño, sino también a la Ley 24.314 de Accesibilidad para Personas con Movilidad Reducida y su Decreto Reglamentario 914/97. Las cuales establecen requisitos concretos para la accesibilidad edilicia. Incluida la comunicación física dentro de los espacios.
La señalética accesible integra elementos visuales, táctiles y, en algunos casos, auditivos. Estos permiten transmitir información de manera clara y coherente. Al ser puentes de comunicación entre el espacio y sus usuarios, a través de: colores de alto contraste, tipografías legibles, símbolos estandarizados y relieves táctiles.
En cada situación, la Norma IRAM 3722 (señalización para personas con discapacidad visual) y la IRAM 1274 (contrastes cromáticos y tipográficos) orientan como deben plasmarse. Además, su diseño refleja los principios del diseño universal creados por Ron Mace. Como la simplicidad, la perceptibilidad y el “uso equitativo”.
Cuando una señal puede ser entendida por cualquier persona —sin importar su edad o capacidad visual— se materializa este principio. A su vez, se cumple con la legislación argentina respecto a la accesibilidad, tanto en edificios públicos como privados.
Los mapas hápticos
Los mapas hápticos representan un recurso esencial para la autonomía de las personas ciegas o con baja visión. Estos mapas ofrecen una representación tangible de un entorno complejo. A través de elementos como: superficies en relieve, texturas diferenciadas, códigos braille y esquemas simplificados.
Este tipo de recurso se vincula directamente con la Ley 26.378, que incorpora la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La cual exige que la información espacial se presente en formatos accesibles.
Su diseño encarna el principio de “información perceptible” de Ron Mace. Al asegurar que los datos esenciales estén disponibles mediante distintos canales sensoriales. A su vez, su estructura clara y su lectura intuitiva expresan otro criterio clave del diseño universal: la facilidad de uso, sin esfuerzo excesivo.
Tanto la señalética accesible como los mapas hápticos funcionan son ejemplos de la “flexibilidad en el uso”. Mientras que algunas personas se guían visualmente, otras dependen del tacto. Ambas son herramientas permiten múltiples formas de acceso a la información sin alterar su función.
En Argentina, este criterio se ve respaldado por normas específicas de accesibilidad física y por guías técnicas emitidas por organismos públicos. Las cuales instan a considerar la diversidad sensorial y cognitiva desde la etapa de diseño.
Beneficios para todas las personas
La integración de estos recursos no solo mejora la movilidad. También promueve una experiencia más equitativa. Donde las personas no dependen de acompañantes, tecnología o instrucciones verbales para desplazarse.
Son una prueba del diseño universal de Ron Mace y de las condiciones edilicias inclusivas exigidas por las leyes y normas argentinas.
En un país que busca avanzar hacia entornos más inteligentes, democráticos y accesibles, estas herramientas deben ser parte indispensable de cualquier infraestructura responsable.















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