Capacidad en Primera Persona: Blanca Nélida Heredia
En la nota de hoy Blanca Nélida Heredia nos contará de todo lo que disfruta hacer dejando de lado al párkinson y nos dejará la enseñanza de que cualquier cosa que te propongas hacer, lo tenés que hacer porque realmente querés hacerlo.
Hola, soy Blanca Nélida Heredia y nací el 17 de octubre de 1938. Soy jubilada y tengo siete hijos. Me casé a los 17 años, muy joven, con Nicolás Loyola. Antes de casarme, trabajaba como empleada doméstica en diferentes casas. Pero una vez que me casé, me dediqué a mi familia. En principio tuve a mis primeros cuatro hijos: Gladys, Eduardo, Irma y Graciela. Y después de nueve años, tuve a las tres restantes: Gabriela, Mariela y Silvana. Recién cuando la más chica tuvo 12 años, volví a trabajar.
«A pesar de que tengo 80 años no me rehúso a la tecnología»
Actualmente, en un día común me levanto; acomodo mi casa; pongo el lavarropas; voy a hacer las compras y me cocino para mí.
Disfruto muchísimo de tejer y coser. Suelo estar mucho tiempo en la computadora. A pesar de que tengo 80 años no me rehúso a la tecnología. Incluso cursé durante tres años diferentes cursos que me enseñaron sobre computación. Uno de ellos lo hice a través del PAMI en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Otra actividad que realizo actualmente es yoga en el Nuevo Centro de Jubilados y Pensionados Nueva Italia.
Tengo la enfermedad del Párkinson hace ocho años aproximadamente. Todo comenzó cuando mi esposo se enfermó y no podía dormir. Esta situación hizo que me pusiera muy nerviosa y comenzara con el “tembleque”. Había ocasiones que temblaba más y otras menos. Lo comencé a notar, sobre todo, a la hora de firmar algún documento o receta médica cuando se me dificultaba poder manejar la lapicera. Después de que falleció mi esposo fui al médico y ahí me diagnosticaron párkinson.
«No hay que hacer nada por solo el hecho de hacer»
Me recetaron dos tipos de medicación; una la tomo por la mañana y a la otra por la tarde. Con eso ando bastante bien. Por suerte puedo decir que no afecta a mi vida diaria. Con el Parkinson, tejo, coso, bordo y viajo. Si tuviera plata, viajaría todos los meses. Ya conocí muchos lugares de nuestra Argentina: por ejemplo, en San Luis hay un museo de cera en donde las cosas parecen totalmente reales y también hay un cabildo que es la réplica del que está en Buenos Aires. Puedo seguir con la lista: conozco las cataratas y Bariloche, entre otros hermosos lugares. Y un tip para cuando vas sin plata es: recorré y conocé lo más que puedas con solo caminar. Con mis amigas hacemos eso y la pasamos muy bien, sin gastar tanto.
En síntesis, todo lo que hago, lo hago con gusto; no hay que hacer nada por solo el hecho de “hacer”.
Por Soraya Pajon
Fundación Por Igual Más
Colabora en edición Sofía Rodríguez Galván
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