Alejandra Leiva se le diagnosticó trombofilia después de la pérdida de un embarazo. Actualmente es parte de la Fundación Trombofilia y Embarazo de Alto Riesgo con sede con la ciudad de Córdoba y nos cuenta, para la sección de Capacidad en Primera Persona, su experiencia de vida.
Me llamo Alejandra Leiva. Después de la perdida de mi hijo me dedique a acompañar a la Fundación de Trombofilia y Embarazos al Alto Riego. Puedo decir que una mujer con trombofilia, después de perder un embarazo, no es igual, no tanto en la vida cotidiana sino durante los embarazos.
Tengo mi hermana con el mismo problema, ella perdió un embarazo de veintisiete semanas. Tuvo un parto prematuro, el bebé vivió trece días y falleció. Además tiene a sus dos hijos con tratamiento médicos. Su segundo embarazo fue muy complicado porque la trombofilia es una apertura para otras complicaciones durante la gestación, como por ejemplo preeclampsia, diabetes gestacional, etc.
Mi hija de veintitrés años tiene una probabilidad importante de padecer lo mismo, porque es insulino resistente, uno de los tantos disparadores de esta patología.
Por eso nuestra tarea como fundación es difundir y divulgar esta problemática para que otras mujeres no pasen por lo mismo. El mensaje que puedo dejar a las mujeres es que es se puede superar esta enfermedad, con un buen diagnóstico y tratamiento a tiempo.
Se puede seguir caminando, porque Dios les da sus peores batallas a sus mejores guerreros y nosotros nos consideramos guerreras.
La trombofilia es una alteración en la sangre que no presenta síntomas, se lo estudia cuando se pierden embarazos. Es causante de partos prematuros y, en algunos casos, de la muerte del feto dentro de la panza (al principio, mediado o al final del embarazo). Produce que él bebe crezca poco en la panza y sea más pequeño. Además, está relacionado, en el embarazo, con la hipertensión y la diabetes gestacional.
Por Víctor José Álvarez Díaz
Equipo de Prensa
Fundación Por Igual Más
Colabora en edición Sofía Rodríguez Galván
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