En comunicación con Julia Vázquez, representante de la fundación Semillas de padres, niños y niñas con discapacidad le preguntamos cómo entiende a las distintas discapacidades y qué mensaje le gustaría dar. Ella nos contestó:
Mencionar que ante todo, una persona con discapacidad (PcD), es una persona, ya sea un niño o niña, que merece respeto, necesita de actividades y rehabilitaciones para que se vaya mejorando y poco a poco ser incluido en sus grupo de pares, familia y en la escuela principalmente.
Hacer saber que es la escuela donde mayor cantidad de trabas les ponen. Además de otros trámites burocráticos, es en la escuela donde pasan la mayor parte del tiempo. Si la docente estudió por vocación y abrazó su profesión, entonces que ponga en práctica su amor y paciencia, porque es ahí donde el niño crece, donde el niño se desenvuelve junto con los demás compañeritos.
La integradora no es la maestra del niño, la maestra también puede integrarlo. Ella es la que tiene que recibir al niño y no hacer diferencias. Todos son alumnos.
La persona con discapacidad (PcD) no necesita tener el título o un máster, si lo hacen ¡mejor! pero primero está la necesidad de ser incluido. ¿Sabés cuál es la forma más simple de hacerlo? Desde el amor.
Eso es lo que quiero decir, el amor lo sana todo, sólo el amor.
(Julia Vázquez en el del día de la mujer en el Buen Pastor. Invitada por la Secretaria de Equidad de la Provincia de Córdoba en el marco del programa Mujeres Córdoba, Tierra de Mujeres Emprendedoras)
Por Agustín L. Orfila
Equipo de Prensa
Fundación Por Igual Mas
Colabora en la corrección: Sofía Rodriguez Galvan
0 comentarios