“Quiero bailar con las palabras, unas palabras que resuenen en lo profundo de las miradas, las que hacen silencio, en lo más hondo del corazón (…)”
Latidos de libertad (2012) María Laura Cisneros
Para comenzar a redactar esta entrevista, sentí la necesidad de conectarme con esa música que a María Laura Cisneros, “Cachay”, la mueven, la levantan, la hacen danzar, reír y abrazar. Así, con Mercedes Sosa de fondo cantando “Gracias a la vida que me ha dado tanto”, iré tejiendo esta trama que relata Laura y de la cual solo soy una testigo con lápiz y papel en mano y con el corazón atento para que no se olvide algún detalle. Laura escribió un libro. Sus amigos le pusieron música. Este libro musical resume parte de lo vivido por esta artista de treinta y seis años luego de contraer repentinamente un cavernoma bulbo meludar que la llevó a pasar por numerosas intervenciones quirúrgicas, rehabilitación y a re-descubrirse desde sus nuevos posibles movimientos ( necesita movilizarse en silla de ruedas) y verse necesitada de la ayuda de los demás.
Cachay, un alma libre que muchas veces se siente presa en un cuerpo que a veces desconoce. Una profesora de Educación Física y Danzas Folclóricas que se anima a danzar con las letras, los recuerdos, las miradas y el amor. Ahora con la música del CD de fondo que trae su “libro cantadito” como lo llama Pablo Reyna -uno de los tantos amigos de Laura que colaboraron en la edición del libro- abro el espacio para que la lean, la conozcan y se dejen interpelar por esta mujer que tiene tanto para enseñarnos.
Soy María Laura Cisneros. Nací en Añatuya, provincia de Santiago del Estero y llegué a Córdoba hace muchos años para estudiar Educación Física. Vivo desde la danza y el canto. Eso me mantiene vibrando. Tengo treinta y seis años. Desde chica, desde los cinco años que bailo y después que me sucedió el accidente, dejé de bailar y de cantar porque estuve con respirador artificial. En 2016 me decidí volver a bailar y entré a un curso de danza en el Instituto Provincial de Educación Física (IPEF). Romper con las barreras fue muy fuerte. Bailar desde otro lado… cerraba los ojos e imaginaba un escenario, un espacio donde quería estar. Ponía la música y me ponía a bailar. Generalmente al espacio donde bailo me lo imagino entre montañas, al aire libre, con muchos árboles, con verde y con mucha gente bailando en ronda. La música que más me gusta es el folclore y entre mis cantantes preferidos está Rally Barrionuevo.
El curso del IPEF me ayudó a liberarme de los miedos, a romper la barrera del movimiento y a animarme a estar con otros en movimiento y yo en la silla de ruedas. Hace siete años q uso la silla. Estuve un año en terapia intensiva en el Hospital Córdoba.
A partir del accidente, pude ser consiente de una de las cosas más importantes que tenemos: la comunicación, ya que por mucho tiempo no pude hablar. Otras de las maravillas que hoy día a día agradezco son el oxígeno y la naturaleza.
Respecto a cómo surgió la idea de hacer un libro, les cuento que fue a modo de poder expresar todo lo que fui viviendo en la nueva etapa que tenía que asumir. Cuando estuve en el hospital durante todo 2010, vino una psicóloga, Mariela, con la cual empecé un nuevo tiempo. Yo hacía el esfuerzo para poder hablar y ella para poder entenderme. Una vez me dijo “¿No te gustaría hacer un libro?” Siempre mi vida se había basado en el movimiento, nunca me había sentado a escribir…así que era todo un desafío. La propuesta fue ponerse el objetivo y empezarlo. Salí de terapia en 2011 y ese mismo año lo empecé. Mis amigos siempre estuvieron muy presentes haciendo festivales y cosas solidarias para ayudarme con la edición y con la operación en España para volver a poder respirar por mi cuenta, sin respirador. El libro se llama “Latidos de libertad” y trae un CD con canciones inéditas de mis amigos, que escribieron inspirados en nuestro vínculo.
Latidos de libertad es mi historia. Cuenta lo que me ha pasado. Lo escribí mientras casi no podía hablar. Escuchaba mucha música y desde las canciones o frases que me tiraban un disparador, yo me ponía a escribir. Le he escrito también ahí a le he escrito a personas que han sido muy importantes (Vero, una amiga, Dani, el médico de la terapia, a mi mamá, entre otros) También les pedí a mis amigos que se animasen a escribir algo. Algunos han escrito cosas que han sentido en este proceso y otros lo han hecho a través de la música. Todo eso está registrado en el libro y las canciones del CD están inscritas en SADAYC.
Tengo algunas anécdotas de todo este tiempo. Una es que un compañero fue a verlo a Silvio Rodríguez cuando vino en 2012 a Córdoba. Le entregó el libro en la mano. A los dos días él llamó a casa pero mi mamá que lo atendió no sabía quien era y habló con él como si fuera un vecino. Luego no pude retomar contacto. ¡Pero fue muy loco que él llamó a mi casa! Había leído el libro! Otra anécdota imborrable es que en Cosquín he podido subir al escenario y hablar con Abel Pintos y compartir con él un rato. Otro recuerdo hermoso es cuando fui a presentar en 2012 el libro a Añatuya…¡había más de doscientas personas! ¡Un montón de gente! En Córdoba lo he mostrado en varios lugares también: Centro Cultural General Paz, Espacio MUMU y en la Feria del Libro.
(Arriba: Maria Laura)
Segunda vuelta
Ahora estoy escribiendo un segundo libro donde cuento cómo continuó mi historia. Tengo previsto terminarlo en abril. Después del primer libro empezamos un proceso de búsqueda para poder sacarme el respirador. Eso fue acompañado de marchas por la plaza España de la ciudad para reclamar justicia porque la obra social no me cubría los gastos y juicio con médicos del Apross. Después de un año, conseguimos conseguimos que nos autoricen y cubran el viaje a Toledo, España, adonde también presenté Latidos de Libertad en la biblioteca de Castilla de la Mancha y en el Hospital Nacional de Parapléjicos. En España me operaron para ponerme un marcapasos en 2014. Estuvimos ocho meses en Toledo con mi mamá y mi papá para que yo pueda hacer la rehabilitación para respirar y poder hablar.
El amor danzando cerca de Laura y su familia
Antes y después del viaje estuve inmersa en un proceso muy profundo. Conocí mucha gente. Se hicieron muchos festivales y actividades a beneficio en su barrio y otros para pagarles a los abogados por el juicio iniciado a la obra social. El recuerdo más lindo que tengo, es que se hayan juntado mis amigos para organizar esos festivales y también la de toda la gente que colaboró. Una vez, un equipo de jugadores de fútbol de Villa Possey acá de Córdoba, llegaron a mi casa en una camioneta. “Te hemos visto en la tele” me dijeron. Me trajeron una medalla y el beneficio que habían juntado en el barrio y la medalla decía para la gran jugada”.
Mi familia para mí es un apoyo incondicional. Mis viejos son como ángeles. Se han puesto en una actitud muy luchadora. Mi mamá fue y es una guerrera para seguir todo lo que tuvimos que conseguir y mi papá fue el que hacia las relaciones públicas. Él me consiguió los contactos y lugares para vender los libros y hacer las presentaciones.
Otras personas indispensables son las personas que estuvieron conmigo y sostuvieron mi salud: enfermeros, médicos… admiro mucho a los enfermeros, a los que me cuidaron y los que me cuidan.
En todo este tiempo que voy atravesando, voy descubriendo que mis padres ya son grandes y que yo misma debo hacerme cargo de determinadas cosas. Por la realidad en la estoy y a pesar de que es un proceso duro, de mucho costo emocional, lo voy trabajando de a poco e intentando superarme día a día.
Sueños y aprendizajes
Aprovecho para contarles que tengo varios sueños. Uno es que la Asociación Civil La Cachairera que iniciamos hace un tiempo con Paula, una amiga, vaya creciendo. Es para personas con discapacidad motriz incluyéndolos desde el arte. Queremos dar talleres de danza, teatro, pintura y música.Otro sueño que tengo es volver a caminar. Considero que si uno sana las heridas emocionales (estoy haciendo bio-neuro-emoción) y con la disciplina y el ejercicio, se puede llegar a mover el cuerpo.
Yo creo que todos los días se vive aprendiendo y que el aprendizaje es constante. Quizás una no lo aprehende pero el primero ha sido darme cuenta lo importante que es la naturaleza. Yo en el hospital estaba en terapia intensiva y no sabía si era de mañana o de noche. Lo único que añoraba era ver el sol, la luna, las estrellas y creo que lo primero es eso, el oxígeno con el que respiramos, el proceso de las plantas, como crecen. Otro aprendizaje es que la paciencia es muy necesaria. La paciencia de poder comprender que las cosas pueden no darse en el tiempo que queremos. El tiempo me enseña que hay que vivir el aquí y el ahora. Además, un aprendizaje muy grande res el tesoro que son los amigos. Darme cuenta que estoy rodeada de amigos que son incondicionales. Que aunque a veces no los vea seguido, se que están y que me acompañan y que cuando los llamo vienen.
Algo muy fuerte en mi vida es que también he aprendido a dejarme llevar. Yo era muy independiente. Trabajé desde los diecinueve años. Comencé vendiendo empanadas en el edifico donde vivía, luego en escuelas de verano en actividades de recreación y después puse un taller independiente de danzas. Además trabajaba en dos centros de jubilados donde enseñaba danza y gimnasia. Con el accidente tuve que dejar todo eso y aprender a soltar. A soltar el poder que creemos que tenemos , que somos fuertes y que podemos ir adelante solos…Esto de dejarme llevar y de dejar que el otro manipule mi cuerpo, que el otro lleve mi silla y por ahí querer me lleven para un lugar y me pongan de determinada manera y por ahí cuando no se hacía como me gustaba me enojaba…yo me enojaba mucho con eso…hasta que después he ido aprendiendo a soltar…a soltar el control remoto, volver a la tranquilidad y sentir que la ayuda del otro es tan importante. Aprendí el valor de no estar sola.
También aprendí a pedir… a que me abracen por ejemplo. Yo era una persona que vivía abrazando y cuando una está en la silla, es difícil que el otro se acerque y menos a darte un abrazo… entonces aprendí a pedirlo… porque el contacto del abrazo me llena, me calma, me revitaliza. Es muy importante el contacto con el otro. Abrazarse, sin palabras y decir “aquí estoy”.
Las palabras siguen danzando mientras terminamos la entrevista. Y la música de fondo hace vibrar las emociones y ponernos a danzar mientras reflexionamos todo lo que Cachay quiere transmitirnos con su vida en movimiento.
VENTA DEL LIBRO
(Arriba: libro «Latidos de Libertad»)
Pueden conseguir el libro Latidos de Libertad en la Editorial Espartaco a $150. Viene acompañado de un CD de música folclórica inédita. También en el domicilio de Laura.
Editorial Espartaco
Deán Funes 62/80 Local 10 Galería Cabildo, X5000AAB
Córdoba
Teléfono: (0054) 0351 4215028
Datos de Laura
(0054) 0351 4516259
laucisbaila@gmail.com
Por Ana Argento Nasser
Equipo de Prensa
Fundación Por Igual Más
Colabora en la edición: Miriam Coronel
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