María Beatriz Calás: “La discapacidad es una circunstancia”

María Beatriz Calás

Por Igual Más

16/04/2015

María Beatriz, Tichi para sus amigos, tiene 42 años y es una cordobesa que nació y creció en el interior de la provincia, rodeada del afecto incondicional de su familia y sus amigos. Actualmente, cumple su sueño de trabajar por la justicia ejerciendo su profesión de abogada en el Poder Judicial y en la coordinación del Área de Apoyo para Estudiantes con Discapacidad Visual de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba. Esta última tarea la practica desde su experiencia como persona ciega, situación que es una circunstancia lejos de considerarla un obstáculo. Te invitamos a que conozcas su testimonio.

 

Viví en mi pueblo hasta los 17 años. En esta edad despertó en mí el deseo de estudiar abogacía, ya que la pasión por la justicia me acompañó desde temprana edad.

Transcurrí la vida universitaria con mucha alegría y, a pesar de las dificultades que se presentaban en el trayecto, siempre se superaron con esfuerzo, contención y dedicación. Además, el deseo de alcanzar el objetivo siempre pesó más que cualquier tropiezo. Hoy, con 42 años, luego de haber superado la incierta etapa de la inserción laboral, hace quince años que me desempeño en el Poder Judicial de Córdoba y en la coordinación del Área de Apoyo para Estudiantes con Discapacidad Visual, de la Facultad de Derecho de la UNC. Esto último me enorgullece sobremanera, pues se amalgaman la disposición de las autoridades universitarias para acompañar las trayectorias formativas de la población estudiantil en situación de discapacidad, los logros alcanzados por nuestros alumnos y la invalorable colaboración de numerosos voluntarios que, generosamente, nos brindan su tiempo en pos de este objetivo.

 

Considero que la idea de justicia que debe existir en toda situación, el derecho a la igualdad de oportunidades que todos merecemos, y mi formación profesional en lo que hace a la experiencia personal, son factores decisivos que me impulsan a trabajar fuertemente para que toda persona con interés en enfrentar el desafío de una carrera universitaria, tenga la posibilidad de hacerlo, en condiciones adecuadas, teniendo en cuenta el potencial y la capacidad de cada uno.

 

A través del Área de Apoyo para Estudiantes con Discapacidad Visual acompañamos y ayudamos a los estudiantes, convencidos de que esta labor constituye una eficaz herramienta de democratización del conocimiento. Buscamos ofrecer el derecho a la información mediante la adecuación de los textos de estudio en formatos digitales accesibles, pero además brindarles un espacio propicio para que se inserten, permanezcan y egresen de la vida universitaria. Y aún más, nos preocupamos también por continuar acompañándolos cuando ya son profesionales.

 

El servicio en la Universidad se comenzó a prestar a partir de la observación de necesidades concretas en el año 2000. Fue en el seno de la Cátedra de Derecho Administrativo, bajo la dirección del Dr. Ignacio Vélez Funes, donde comenzaron a realizarse las primeras transcripciones de legislación en sistema braille.

 

Estimo que la inclusión es un proceso que, por la evolución que registra, muestra resultados positivos. Antes, hablar de inclusión era casi impensado; hoy, es un asunto de interés social, político, educativo, etc. Me parece también que es un compromiso constante que nos involucra a todos.

 

El ser una persona ciega, en mi particular apreciación, es una circunstancia como tantas otras que pueden afectar al ser humano. Si bien, en algunas situaciones se dificulta la realización de ciertas actividades, el desafío es afrontar el camino y seguir siempre adelante con esperanza y alegría.

 

En la Facultad tenemos un alumno de 77 años,lleno de virtudes y siempre, con una gran sonrisa, Don Eduardo. Además de discapacidad visual, tiene discapacidad motriz y auditiva. Él está siempre preocupado por asistir a todas las clases, tener todos los materiales, aun los complementarios u optativos, dispuesto a comer una picadita, y con proyectos para su vida. Él es, para mí, un ejemplo y una fuente de inspiración.

 

A los jóvenes que sienten que no pueden, les quiero decir que la juventud es un divino tesoro. Que la vida sin dificultades sería aburrida porque, como dice la canción, no distinguiríamos dicha de quebranto. Todos somos artífices de nuestro destino, el desafío es seguir adelante pese a todo. Y en el andar se acomodan las cargas, como decía mi padre. Tenemos el derecho y la obligación de buscar nuestra felicidad y eso se logra yendo tras nuestras metas y nuestros sueños.

 

Por Gisela Trento

Equipo de Prensa de Por igual +

Colabora en la edición junto al Equipo de Prensa: Miriam Coronel

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