El encuentro, moderado por el director de Accesibilidad de Centac, Juan Carlos Ramiro, contó con la participación de la gerente de la Asociación Feaps para el
empleo de personas con discapacidad intelectual (AFEM), Nuria García; el presidente de la Asociación Española de Emprendedores con Discapacidad ‘Sí Podemos’, Antonio Tejada; el defensor de las personas con discapacidad del Ayuntamiento de Alcorcón, Moisés Escobar, y la directora gerente de la Federación Empresarial Española de Asociaciones de Centros Especiales de Empleo (Feacem), Josefa Torres.
Durante el encuentro se abordó el papel de las tecnologías como elemento esencial en la reducción de cualquier brecha social, entre las que se encuentra el ámbito laboral. En este sentido, el director de Accesibilidad de Centac planteó que “todavía no le hemos sacado todo el partido a las TIC para una verdadera normalización en el empleo”.
Para el presidente de la Asociación Española de Emprendedores con Discapacidad, la nueva concepción de “profesional digital” podría permitir por primera vez a las personas con discapacidad “competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral” que el resto de colectivos. En la consecución de este objetivo, señaló Tejada, las redes sociales “son claves” en la eliminación de barreras y por la “visibilidad” que aportan al colectivo, en un contexto que ha ido cobrando importancia en los procesos de selección de personal.
TIC ADAPTADAS
Según Nuria García, uno de los retos es que las TIC “estén adaptadas a la mayoría de personas con discapacidad”, puesto que, en su opinión, “en el caso de las discapacidades intelectuales la adaptación es más difícil que en el caso de las discapacidades físicas”. Además, se corre el riesgo de que, “si no se hace un uso correcto y suficientemente adaptado, la brecha puede crecer”, declaró la gerente de Feaps.
El problema alcanza también al ámbito de la formación, puesto que, en palabras de Moisés Escobar, “los formadores requerirían un conocimiento de las características de cada discapacidad para adaptar la metodología a las necesidades específicas de cada persona”. Asimismo, el defensor de las personas con discapacidad del Ayuntamiento de Alcorcón hizo hincapié en que también son las propias personas con discapacidad “las que se tienen que esforzar y tomar una actitud activa para acceder al uso de las TIC”.
Por su parte, la directora gerente de Feacem apuntó la importancia de una “colaboración del sector especialista de las personas con discapacidad, del mundo asociativo con las administraciones públicas y empresas privadas”. La colaboración, que ha sido “muy fructífera” en el ámbito de las tecnologías de consumo, “ha sido menor o no se ha producido” en el terreno de la formación y el empleo, indicó Josefa Torres, que también incidió en que el problema “se acentúa” en los entornos rurales, donde “la fórmula del teletrabajo no se ha implantado adecuadamente”.
INVERSIÓN
El director de Accesibilidad de Centac también planteó que el coste de la tecnología supone “una barrera en todos los ámbitos”, y aunque todos los ponentes coincidieron en que es uno de los “grandes problemas” para garantizar la accesibilidad tecnológica en el entorno laboral, también se valoró que la adaptación “es el futuro”, porque a largo plazo genera “beneficios, ahorro de costes e incremento del potencial de los propios trabajadores”. Cada persona con discapacidad que se integra en el mercado de consumo “es un ahorro”, señaló Tejada, por lo que “no habría que considerarlo como un coste, sino como una inversión”, matizó Escobar.
Por último, Juan Carlos Ramiro explicó que, en muchos casos, la adaptación de un puesto de trabajo “no tiene apenas coste si se conocen en profundidad las TIC». Nuria García añadió que en algunos casos la adaptación del entorno laboral «ha terminado generando desarrollos de I+D rentables económicamente para la actividad de la empresa».
También “hay que derribar el mito de que todas las personas con discapacidad necesitan una adaptación”, manifestó la directora gerente de Feacem, quien explicó que, aunque a veces sí suponen un coste elevado, “la adaptación en realidad facilita la vida de todos los trabajadores, y no sólo de aquellos que tienen alguna discapacidad”.
(SERVIMEDIA)
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