La fotografía ha sido incluida en el número de la revista en enero, correspondiente a “Le Plus Grand Concours Photo Du Monde 2012” (El concurso de fotografía más grande del mundo), que recibió más de 50.000 fotos, enviadas desde más de 70 países.
Para Bilevich el hecho de que la revista “Photo” publique una de sus fotografías, “es una satisfacción enorme. No suelo participar en ningún concurso, y de hecho el año pasado solo participé en este”.
La foto “muestra a un apneísta (buceador sin botellas de oxígeno) bajo el agua, en una postura relajada, tumbado boca arriba y jugando con sus propias burbujas”, señala Bilevich, quien añade que “no es la foto habitual de un apneísta, dado que a este deporte siempre lo rodea un halo de misterio y de peligrosidad”.La imagen fue tomada a una profundidad aproximada de 12 metros, en aguas de Radazul (Tenerife). La fotografía forma parte de una sesión realizada a unos apneístas, “que confiaron en mí y viajamos especialmente a Tenerife para hacer las fotos. Aun habiéndoles hablado de mi discapacidad visual, participaron encantados, lo que me alegra y reconforta”, señala Bilevich.
Es la segunda vez que Marcelo Bilevich ve una de sus obras publicada en “Photo”. En 2012, otra de sus fotografías, también bajo el agua, fue incluida en la publicación. En esa ocasión fue en la sección de Moda.
Un “hobby” para una persona con apenas visión
Bilevich entiende la fotografía “como un hobby, nada más. Es reconfortante lograr captar las imágenes que imaginas, algo que no siempre ocurre”. Afirma que “si me gusta la foto que he hecho, y la enseño a través de mi página Web o en redes sociales es porque deseo que quienes la vean sientan algo similar a lo que yo siento, que se asombren o conmuevan igual que me pasa a mí”.
Marcelo Bilevich considera que “hacer fotografías y que puedan tener una mínima repercusión es algo difícil, ya que con el advenimiento de la tecnología digital la fotografía se ha vuelto muy popular y todos tenemos cámaras de fotos, algo que ha perjudicado a los fotógrafos profesionales que vienen de la era analógica”.
Este fotógrafo entró en el mundo de la imagen “hace relativamente poco tiempo, unos cinco años. Y es realmente apasionante”. “Lo que me alucina –continúa-, es que nunca oculto que tengo una discapacidad visual. Siempre le comunico a quienes fotografío, para que sepan que mi resto de visión no me permite hacer un enfoque manual, que tengo mis limitaciones. Así y todo confían en mí, y eso me asombra”.
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