Flor vive en Córdoba. Es grafóloga y diseñadora gráfica. Tiene una parálisis cerebral ya que nació con una falta de oxígeno. En esta nueva nota de “Capacidad en Primera Persona”, ella nos contará un poco sobre su vida, lo que estudió, sus sueños y sus opiniones en torno a la discapacidad.

Hola, me llamo Florencia Muttigliengo y vivo en Córdoba Capital.

Cuando salí del secundario quería hacer varias cosas. Me gustaba grafología, el diseño y psicología. Tenía una lista bastante larga de cosas para hacer. Empecé con Grafología en el Instituto CEBA. Fue una carrera que me encantó. La parte que más me gusta es la de Recursos Humanos porque es dónde más aplicación tiene. Una vez que me recibí realicé un par de cursos para complementar el título. Al principio me costó conseguir trabajo de eso pero el año pasado hice, en Judiciales, mi primera pericia. Fue una experiencia en la que logré aprender un montón de cosas nuevas que en la facultad no te enseñan, cosas de la vida real.

Al tiempo, me enteré de que dentro de la grafología estaba la grafología publicitaria y me llamó mucho la atención. Quise realizar una capacitación, pero como no se hizo decidí estudiar Diseño Gráfico. Además, tuve mucha influencia de mi familia que siempre se dedicó a las cosas artísticas. Así fue como empecé la tecnicatura en Diseño Gráfico en la Spilinbergo. Cuando me recibí y empecé a buscar trabajo en agencias de publicidad, me pasó que sentía que las herramientas que tenía para diseñar no eran suficientes. Entonces, nuevamente empecé a buscar cursos y capacitaciones para poder tener más conocimientos. La parte que más me gusta del Diseño es descubrir todas las cosas que se pueden hacer. Puedo pasar horas y horas diseñando.

Cuando empecé a buscar trabajo me di cuenta de que no me iba a ser fácil. En primer lugar porque para la gente que tiene algún tipo de discapacidad es un poco más difícil o complicado. En segundo lugar, porque tenía que capacitarme, adquirir más herramientas y hacer la diferencia en cuanto a la competencia. Por último, porque tampoco hay tanta oferta laborar para las personas con discapacidad, quizás porque tampoco hay tanta demanda. Yo me anoté en el Área de Discapacidad de Tribunales, de la Municipalidad y también en un programa de la Secretaría de Equidad y Promoción del Empleo. Tardaron casi un año en llamarme para una entrevista.

Trabajé en distintos lados gracias a la municipalidad pero nunca fueron lugares que se adaptaran a mi discapacidad. Por ejemplo, un día fui a una entrevista y cuando llego me sorprendo porque resulta que era en una galería que para acceder había que subir una serie de escaleras y eso para mí es complicado. Además, el empleador tampoco sabía que yo iba a ir ni que yo tengo una discapacidad. A pesar de todo, ahora estoy trabajando en una gráfica gracias al «Programa de Inserción Profesional” (PIP). 

¿Por qué pasan estas cosas? Me parece que por varias cuestiones. En primer lugar por ignorancia. Luego están los prejuicios y después me parece también que es porque los empleadores nos ven como una pérdida ya que cuando contratan a un empleado piensan en una futura ganancia y por ahí a una persona con discapacidad  no la ven como una inversión sino como una pérdida. También me parece que es una cuestión social. Igualmente creo que la generación que viene ya lo tiene un poco más incorporado ya que en las escuelas se está hablando del tema, se está dando más información. Creo que esa es la única forma de cambiar, educando. Incorporar el tema de la discapacidad ayuda a los que vienen a que no sean motivo de burla. 

Sin embargo, viendo el lado positivo, sí me parece que en la actualidad hay muchos avances con respecto a la discapacidad. Hay mucha más información -que es fundamental-, muchos más profesionales y gente capacitada en el tema. Antes la información estaba más escondida y uno se tenía que arreglar por su cuenta. Por ejemplo, cuando fui al Hospital Clínicas a sacar el certificado de discapacidad, la neuróloga que me atiende y me hace el informe me dice que yo esté todo el tiempo buscando información nueva porque nadie me iba a decir: «mirá, estos son todos los beneficios que vos tenés». Entonces, lo que yo hacía era ir preguntando o buscar las leyes –que por ahí es medio tedioso- porque la única forma de saber las cosas era entrando a las fuentes.

Por otra parte, en mis tiempos libres me gusta descansar, dormir. También me gusta leer, ver series, salir a pasear. Por ahí sí me gustaría hacer más cosas pero cuando me siento mal físicamente me bajoneo un montón.

¿Qué me motiva día a día? En primer lugar, mi salud. Si no estoy bien de salud no puedo estar bien en los otros ámbitos de mi vida. Entonces, si tengo que elegir dónde invertir más energía sería ahí. No me agrada tanto pero sé que es necesario y me hace bien. En segundo lugar, mi familia. Creo que el deseo de superarse, de probar cosas nuevas, de seguir adelante, pasa mucho por la familia. Muchos dicen que los hijos son el reflejo de los padres, entonces también le quiero dar crédito a mi familia por lo que soy hoy y lo que aspiro a ser.

Por último, puedo decir que uno de mis sueños es viajar o irme a vivir a otro lado, a algún lugar tropical como Brasil. Me gustan mucho la música y los colores de esos lugares. Además, en un futuro me gustaría estudiar otras carreras y poder desenvolverme profesionalmente porque es a lo que aspiré cuando estudié, así como también poder usar mis conocimientos para mejorarle la calidad de vida a la gente en su día a día y, si puedo, aportar a generar conciencia para que poco a poco se vaya generando un cambio. 

Por María Clara García

Equipo de Prensa

Fundación Por Igual Más

Colabora en edición Sofía Rodríguez Galván