En esta columna de Capacidad en Primera Persona queremos que conozcas a Kevin Jara, un joven de 20 años nacido en Chubut, que debido a su historia de vida llena de desafíos y luchas, hoy nos cuenta cómo pudo superarse gracias al amor de su familia, y especialmente de su madre, Miriam. Kevin sorteó las dificultades de la vida logrando hacer lo que más ama: la música y el básquet.

 

 

¡Te invitamos a seguir leyendo y conocer más sobre la historia de vida de un guerrero!

(Kevin cantando en el Coro Universitario Capuchinos en el marco de la misa de los Domingos a las 21hs)

 

  Kevin Jara nació el 25 de marzo de 1998 en Sarmiento, provincia de Chubut, Argentina, y al momento de salir al mundo comenzó sus primeras batallas. A Kevin lo tuvieron que derivar de urgencias a Comodoro Rivadavia a causa del meningocele (nacer con la medula abierta), y luego lo trasladaron al Hospital Italiano en Buenos Aires para tratar la hidrocefalia (exceso de líquido raquídeo).

 

  Luego de las intervenciones, Kevin volvió a Sarmiento y si bien tenía el amor de su familia, la vida para Kevin era muy dificultosa debido a su falta de sensibilidad de las rodillas para abajo. La ciudad le impedía caminar normalmente a causa de las calles de ripio. Además, no existían actividades para él, sólo rehabilitación.

 

  Ante esta situación sus padres no se quedaron de brazos cruzados y le regalaron un teclado que incentivó a Kevin a aprender música de oído que, junto con su padre Fabián que tocaba la guitarra, hacían música en sus tiempos libres.

 

  A los 16 años Kevin tuvo una recaída y se tuvo que trasladar de urgencia a Buenos Aires, donde le dijeron que tenía que estar en una ciudad donde tenga un centro de de salud cercano y las opciones eran Buenos Aires o Córdoba.

 

  Kevin nos comenta: “Ese día nos tomó por sorpresa, tuvimos que ir a un bar a sentarnos y nos preguntamos ¿Qué hacemos? Teníamos que elegir y volver a Sarmiento no era una opción”.

 

  Luego de mucho coraje, decidieron darle un cambio 180° a su vida y dejar sus amigos, familiares, el colegio y su hogar para ir a vivir a Córdoba, donde su hermana mayor estaba completando sus estudios.

 

  Así, Kevin y su madre partieron hacia Córdoba para comenzar una nueva vida y estar cerca de un centro de salud acorde a su diagnóstico. Mientras tanto, su padre debió quedarse en Chubut para seguir trabajando y que su hijo pueda acceder a las prestaciones de la obra social.

 

Vida de Kevin en Córdoba

 

  Entre mates y criollos, le preguntamos a Kevin sobre sus actividades en Córdoba, si pudo finalmente encontrar un espacio en el que se sintiera cómodo y cómo lo recibió La Docta. Él nos cuenta:

  A veces creo que Dios sabe por qué hace las cosas. Poder venir a Córdoba me abrió las puertas a conocer gente increíble, y fue ahí que conocí al Coro Capuchinos.

 

  Además, agrega: ¿Sabes cómo conocí al Coro Capuchinos? Gracias a Nicolás, hoy, mi padrino de confirmación. Después de misa en la Iglesia de los Capuchinos, generalmente la gente se queda a cantar. Podés creer que él me agarró la mano y me dijo: “Vení, vamos a cantar”. Él empezó a sumarme al coro después de las misas de los domingos. Sin él ser parte del coro.

 

  Después él dejó de ir pero yo seguía yendo y me seguía metiendo. Poco a poco empecé a conocer a los chicos y chicas. Me empecé a integrar, y le pregunté al director del coro, Manu, si podía entrar y me dijo que recién podría hacerlo cuando tuviera 18 años.

 

 

 

¿Qué significa el Coro Capuchinos para vos?

 

   El coro para mí significa mucho sostén sentimental y fortaleza. Hay mucha gente buena, mucha vibra positiva.  Somos tantos y que haya tantas personas que se acercan a preguntarte cómo estás te cambia, te reconforta.

 

  Cada sábado y domingo que voy salgo con terribles ganas para remontar y recargar energía para toda la semana. Yo ahí me sentí cómodo desde el primer momento, y estoy muy agradecido por eso.

 

  Desde el primer momento me aceptaron, nunca me juzgaron, por ahí si me tienen cuidado, como cualquier chico con discapacidad. Además, a mi también me gusta que me cuiden, como a mi también me gusta cuidar a los demás. Es una cuestión de cuidado mutuo.

 

Claro, como dice Spinetta, cuidá al que tenés al lado…

 

   Por otra parte Kevin también es un apasionado del básquet y luego de estar un año en Córdoba comenzó a formar parte del equipo de básquet adaptado Poeta Lugones, en donde compite en la Liga Provincial y representa a Córdoba en el Torneo Federal de básquet en silla de ruedas.

 

  Luego de unos meses de entrenamiento, el DT del equipo lo invitó a entrenar con primera y poco a poco, Kevin fue ganándose el puesto, hasta formar parte de la Preselección Argentina.

 

  Un año después, Kevin viajó a Sao Pablo, Brasil junto con la Selección Argentina Sub-21 de básquet adaptado: salieron en tercer puesto y trajeron la medalla de bronce a nuestro país.

(Equipo de de básquet adaptado: Club Poeta Lugones)

 

(Coro Universitario Capuchinos)

 

 

Hoy en día…

 

  Actualmente, Kevin tiene una vida plena, estudia la Tecnicatura en Programación en la UTN, juega al básquet, brinda servicio en el coro, y puede estar cerca de centros de salud por cualquier situación. Vive con su mamá y hermana. Si bien por momentos extraña a su papá, sabe que él está bancandolo para que no se quede sin cobertura médica.

 

 

 

Frases de Kevin durante la entrevista

 

  

• La gente juzga porque no conoce, no sabe la historia que hay detrás de cada discapacidad.

 

 

• El Coro Capuchinos es un gran sostén para mí y me ayuda enfrentar la vida de una mejor manera.

 

 

• Vos no me podes poner limites, yo me pongo los limites y a mi me gusta romperlos.

 

Por Agustín L. Orfila
Equipo de Prensa
Fundación Por Igual Mas
Colabora en la correción: Sofía Rodriguez Galvan