Mérida (Mx) A pesar de su discapacidad, se siente bendecido y no se da por vencido

imagen de un chico parado abriendo los brazos

Por Igual Más

19/02/2014

Elmer Marrufo Cocom fue el primero de los cuatro hijos de una pareja formada por un pescador y un ama de casa del puerto de San Felipe. Su nacimiento trajo a sus padres una combinación de alegría y angustia, porque fue necesario adelantar el parto en el séptimo mes de gestación.
El niño vino al mundo con una discapacidad en las piernas, no se le desarrollaron completamente.
 
Elmer estuvo gateando mucho más tiempo que un bebé normal, su destino era arrastrarse el resto de su vida.

Con sacrificios y gracias a la pesca abundante de aquellos tiempos, sus padres lo traían a esta ciudad para consultar en el IMSS y le realizaran cirugías en las piernas y las caderas, hasta sumar cinco en total.
A esto siguieron fisioterapias para que pudiera sostenerse con muletas y, después, con bastones canadienses, los cuales usa hoy día para moverse.
Todo un reto
 
Caminar le exige cuatro veces más tiempo y esfuerzo que a una persona normal. Sus piernas son cortas, no están rectas. Le sostienen sólo si se ayuda de los bastones. Y debido a que su sentido del equilibrio no se desarrolló completamente, no puede nadar ni andar en bicicleta, a menos que ésta sea baja y tenga ruedas extra de apoyo.
 
-Cuando yo era niño mi padre consiguió una bicicleta tipo vagabundo, le puso dos rueditas extra y con ella acudía al colegio -relató el entrevistado, quien a pesar de su desventaja cursó la primaria, la secundaria y la preparatoria, esta última en la especialidad de matemáticas.
 
-Empecé a estudiar la carrera docente, pero la interrumpí por una enfermedad de mi madre, la cual tuvo que ser intervenida quirúrgicamente -manifestó.
Dijo que en San Felipe trabajó en el DIF municipal, fue corresponsal de una publicación y puso un cibercafé, que después cerró porque surgieron dos competidores. También ayudó a su padre en la pesca de langosta, pulpo y la captura de peces con red.
 
-Yo tuve amistad con el gobernador Víctor Cervera Pacheco -relató-. Yo pronunciaba los discursos de bienvenida cuando él visitaba San Felipe y Río Lagartos, y en ocasiones le acompañaba en sus giras. Gracias a mi insistencia, el gobernador construyó el edificio del Cobay.
 
Actualmente Marrufo Cocom labora como recepcionista en la delegación de la SEP, la cual ahora está a cargo de Wilbert Chi Góngora, viejo colaborador y amigo del desaparecido gobernante.
 
-Agradezco al profesor Wilber Chi por permitir que yo continúe en este puesto, eso muestra su lado humano -expresó-. Todavía no tengo plaza, pero tengo fe en que el delegado me ayudará en esto. Esta dependencia es ejemplo del apoyo que se debe dar a las personas con discapacidad.
 
-Este trabajo es una bendición para mí, porque me permite ser independiente y ayudar a mi madre y mis hermanos. Ellos vinieron a Mérida para estar conmigo, mis hermanos aprovechan esto para sus estudios.
 
Dos de ellos son gemelos, están por terminar la preparatoria y quieren entrar a la universidad, lo cual angustia a mi padre, no puede pagar esos estudios.-En el pasado se decía que en San Felipe hacían falta personas para trabajar en la pesca; ahora ocurre lo contrario. La pesca ya no alcanza para vivir bien.Elmer Marrufo y su familia viven en el barrio de San Sebastián, donde está la delegación de la SEP. Cuando su madre y sus hermanos se vinieron a Mérida trajeron la carcacha familiar, con la cual lo llevan al trabajo.-
 
Ser discapacitado es un reto, pero no es una maldición. Una de las mayores dificultades que tiene la población discapacitada es hallar empleo, es común que se nos cierren las puertas. Yo he sufrido y batallado mucho, pues los discapacitados tenemos muchos obstáculos, pero a mí éstos no me detienen porque desde niño aprendí a sobrellevarlos.-En la escuela me rezagué porque debía suspender los estudios para ser sometido a las cirugías y fisioterapia.
 
Recuerdo que durante la primaria hubo un tiempo en que no podía asistir al colegio porque utilizaba un yeso en forma de pantalón. El profesor envió los exámenes de fin de curso a mi casa para que yo los respondiera. -Yo creo en Dios, y veo la vida diferente gracias a esta discapa cidad. Debido a que no puedo caminar, mi vida es pausada y tengo tiempo para analizar las cosas.El entrevistado tiene 31 años de edad.
 
-Hubo un tiempo en que tuve autoestima baja debido a mi discapacidad, pero eso ya pasó. Me hubiera gustado casarme y formar una familia pero no puedo aspirar a eso, no podría sostener económicamente un hogar.- Hansel Vargas Aguilar
 
Vivienda
 
Elmer Marrufo y su familia vi ven en el barrio de San Sebastián, donde está la delegación de la SEP. Cuando su madre y sus hermanos llegaron a Mérida trajeron la “carcacha familiar”, con la cual lo llevan al trabajo.
 
Dificultad
 
-Ser discapacitado es un reto, pero no es una maldición. Una de las mayores dificultades que tiene la población discapacitada es hallar empleo, es común que se nos cierren las puertas. Yo he sufrido y batallado mucho pues los dis capacitados tenemos muchos obstáculos, pero a mí éstos no me detienen porque desde niño aprendí a sobrellevarlos.
 
Creencia
 
-Yo creo en Dios y veo la vida diferente . Debido a que no puedo caminar, mi vida es pausada y tengo tiempo para analizar las cosas.
 
Fuente: Diario de Yucatán: yucatan.com.mx
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